Pterigión
Pterigiones, sus causas, tratamientos y frecuencia
Por Amy Hellem; revisado por Brian S. Boxer Wachler, MD
Un pterigión es un bulto elevado, en forma de cuña, en el globo ocular, que comienza en lo blanco del ojo (la esclera) y puede invadir la córnea. Si usted tiene más de uno de estos bultos en los ojos, hablamos de «pterigiones», en plural.
Si bien en Estados Unidos suele ser llamado «surfer’s eye» (ojo del surfista), no es necesario ser uno, ni siquiera mirar al océano para tener un pterigión. Pero permanecer bajo el sol fuerte durante muchas horas —especialmente en el agua, que refleja los nocivos rayos UV del sol— aumenta el riesgo.
Los pterigiones son tumores benignos (no cancerosos), pero pueden desfigurar el ojo en forma permanente. También pueden causar incomodidad y visión borrosa.
Causas
Si bien la radiación ultravioleta del sol parece ser la causa fundamental del desarrollo y crecimiento de los pterigiones, el polvo y el viento también están implicados ocasionalmente, así como el trastorno de ojos secos.
Los pterigiones en general se desarrollan en personas entre 30 y 50 años de edad, y estos bultos en el globo ocular rara vez se observan en niños. La piel y ojos claros pueden ser un riesgo mayor para contraer un pterigión.
Signos y síntomas
Los pterigiones habitualmente tienen lugar a un lado del ojo, cerca de la nariz, pero pueden desarrollarse también en el lado más cercano a la oreja, y pueden afectar uno o ambos ojos.
Muchas personas con un pterigión leve quizás no experimenten síntomas ni requieran tratamientos. Pero los pterigiones grandes o en crecimiento a menudo causan una sensación como si tuvieran arena, picazón o ardor, o la sensación de tener algo en el ojo (llamada sensación de cuerpo extraño en el ojo). También, estos pterigiones con frecuencia se inflaman, ocasionando un aspecto poco atractivo en los ojos enrojecidos.
Si un pterigión invade la córnea de manera significativa, puede distorsionar la forma de la superficie anterior del ojo, ocasionando astigmatismo y aberraciones de orden que afectan la visión.
Algunas veces, las personas confunden los pterigiones con tumores oculares llamados pingüéculas, pero son diferentes.
Tratamiento del pterigión
Este tratamiento depende del tamaño del pterigión, si está creciendo y los síntomas que causa. Independientemente de la severidad, los pterigiones deben ser controlados para evitar cicatrices que podrían conducir a una pérdida de la visión.
Si un pterigión es pequeño, es posible que el doctor de la visión indique el uso de lubricantes o gotas oftálmicas con un esteroide suave para reducir la hinchazón y el enrojecimiento. Los lentes de contacto algunas veces se utilizan para cubrir el bulto y protegerlo de algunos de los efectos de la sequedad o de una potencial exposición adicional a los rayos ultravioletas. También es posible que se indique ciclosporina tópica para el ojo seco.
Si es necesario una cirugía del pterigión, existen varias técnicas quirúrgicas disponibles. El oftalmólogo que realice el procedimiento determinará la mejor técnica según sus necesidades específicas.
La extirpación del pterigión puede realizarse en el consultorio del médico o en una sala de operaciones. Es importante hacer notar que la extracción de un pterigión puede inducir astigmatismo, especialmente en personas que ya tienen esta afección.
La cirugía de extracción de un pterigión generalmente lleva no más de 30 minutos, después de los cuales es posible que usted necesite usar un parche sobre el ojo para su protección por un día o dos. Probablemente pueda regresar al trabajo o a la actividad normal al día siguiente.
Recurrencia
Desafortunadamente, los pterigiones a menudo regresan después de su extracción quirúrgica, posiblemente debido al estrés de oxidación y/o la exposición continua a los rayos ultravioletas.
Se sospecha que la exposición a la luz ultravioleta del sol es una causa de los pterigiones. Se recomienda anteojos de sol envolventes que protejan sus ojos desde todos los ángulos. stos anteojos de sol Zyon para navegar, marca Rudy Project, vienen con alas laterales extraíbles para una protección de los ojos aun mayor.
Algunos estudios demuestran índices de recurrencia de hasta un 40 %, mientras otros informan índices muy bajos, hasta de 5 %. Incluso, algunas investigaciones muestran índices de recurrencia más altos en quienes se han extraído pterigiones durante los meses de verano, probablemente por el aumento de la exposición al sol.
Para evitar el regreso de un pterigión después de haber sido extirpado quirúrgicamente, posiblemente el cirujano oftalmólogo suture o pegue con adhesivo un trozo de tejido ocular superficial sobre el área afectada. Este método, llamado autoinjerto conjuntivo autólogo, ha demostrado reducir de forma segura y eficaz el riesgo de recurrencia del pterigión.
También se puede aplicar en forma tópica un fármaco que puede limitar el crecimiento de tejido anormal durante la cicatrización de la herida, tal como mitomicina C, en el momento de la cirugía y/o posteriormente, para reducir el riesgo de recurrencia del pterigión.
Una vez extirpado el pterigión, el médico posiblemente indique gotas oftálmicas esteroides por varias semanas para disminuir la hinchazón y prevenir una nueva formación.
Además del uso de las gotas, después de la cirugía es muy importante cuidar sus ojos de la luz solar con anteojos de sol con protección para rayos UV, ya que la exposición a la radiación ultravioleta puede ser un factor clave en la recurrencia del pterigión